Saliendo a Mirar el Amanecer


Hoy me he levantado temprano, como de costumbre. No puedo dormir más, o mejor, no quiero no dormir más. La casa está silenciosa, pacífica y hermosa, la calle también y eso me agrada, la mayoría de las personas se encuentran durmiendo. 

Sólo puedo escuchar el ruido del cantar de los pájaros mientras salgo de la casa. Quiero subir a la azotea, mis pies desnudos van por las escaleras metálicas hasta llegar al piso áspero y plano. Voy hasta el borde, quiero observar como siempre el Amanecer.

Épico. Quiero enamorarme del cielo en su estado y color anaranjado suave, puedo observar esa enorme bola de amarillo y naranja intenso que emerge del horizonte. Quiero observarla por siempre. Quiero quedarme viendo el cielo, tan pacífico, entre el azul y el anaranjado tranquilo, anunciando un nuevo día.

No quiero irme jamás, quiero perderme entre el infinito, olvidarme de todo lo demás y llegar hasta el horizonte, porque quiero ver el sol lo más cerca posible. En ese momento me dan las estúpidas gnas de volar, de irme muy lejos y nunca regresar.Ser libre, por fin.

Sonrío, anhelando una fantasía que probablemente nunca cumpliré. Me quedó el rato mirando el amanecer, hasta que ese cielo con un tenúe anaranjado desaparece. La tranquilidad desaparece.