En Medio de la Lluvia

Aquella chica de pie en medio de la lluvia. Los brazos caídos a los costados, cuan muñeca rota que es, y las piernas abiertas con dejadez. Cabizbaja por alguna razón. Nadie puede ver su rostro. Nadie puede verla.

Ella está allí parada, en medio de la lluvia, en medio de la multitud de gente. Con aquellas zapatillas rojas de tacón, las medias negras y transparentes rayadas y la falda azul claro por encima de las rodillas. La blusa holgada y el bolso negro en el hombro. Seguramente antes hubiese parecido toda una hermosura.

Nadie la nota. Nadie la ve. Y tampoco nadie intenta hacerlo.

Mirando hacia abajo ella se encuentra. Con el maquillaje negro corrido alrededor de los ojos dándole un aspecto deplorable y el cabello castaño y liso empapado pegado al rostro. Nadie la ve. Nadie la nota. Nadie quiere hacerlo.

Ella de pie en medio de la multitud y sintiéndose tan sola. Tan vacía y tan lejos de allí. Las personas que van, pasan y vienen, apresuradas, metidas en sus asuntos insignificantes, en sus propios y patéticos pensamientos sobre el tiempo. No tenían tiempo ni interés por preocuparse por ella.

Ella simplemente está parada allí, sigue mirando el suelo, probablemente mirando las gotas gruesas de lluvia estrellarse contra el concreto. Tal vez no dejará de hacerlo hasta que deje de llover.

Los paraguas se hacen notar, tamaños, colores, formas, de todo hay. Unas cuantas personas con una estúpida curiosidad le dan un rápida y apática mirada bajo el refugio de sus paraguas. Pero apenas y es mirada.

Ella sigue allí parada, la lluvia cae a su alrededor, sus ropas escupen agua y el maquillaje sigue corriéndose.

Y nadie nota que está llorando. Ella no quiere levantar la cabeza.